Si tú, un familiar o una persona cercana está enferma o en situación de movilidad reducida, el sacerdote puede acudir a su domicilio para ofrecer acompañamiento espiritual y los sacramentos:
Este servicio no está reservado solo a los momentos finales de la vida: la Unción está destinada a todas las personas que sufren una enfermedad grave o viven en una situación de fragilidad por la edad. Es una gracia especial del Señor para vivir el sufrimiento con fe y experimentar su cercanía.
La Unción de los Enfermos es uno de los siete sacramentos de la Iglesia. A menudo se asocia erróneamente con el momento de la muerte, pero puede y debe recibirse:
Este sacramento ofrece:
Durante la celebración, el sacerdote unge con óleo bendecido la frente y las manos del enfermo, mientras ora pidiendo la gracia del Espíritu Santo. Es un momento profundamente humano y espiritual, en el que se experimenta el amor fiel de Dios que no abandona, sino que se hace presente en la fragilidad.
“¿Está enfermo alguno entre ustedes? Llame a los presbíteros de la Iglesia para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor.” (Santiago 5,14)
La Unción puede recibirse más de una vez, siempre que las circunstancias lo justifiquen.
Los sacramentos no tienen precio.
La visita del sacerdote y la administración de los sacramentos —incluida la Unción de los Enfermos— no se cobra.
Si alguien desea colaborar con un donativo voluntario para la parroquia, puede hacerlo libremente, pero nunca será una condición ni se espera ninguna contraprestación. Lo más importante es que ninguna persona enferma se quede sin el consuelo y la fuerza de Dios por motivos económicos.
Puedes contactar con la parroquia por teléfono, en el despacho parroquial o a través del formulario web. El sacerdote se pondrá en contacto para acordar una visita y ofrecer los sacramentos con respeto, discreción y cariño.
Parroquia Santa María del Pino
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